Ciencia al servicio de la ley


Por Irene Torres

Los shorts cubiertos de sangre yacen sobre la mesa grande ubicada al centro de un pequeño pero espacioso e iluminado cuarto. Una joven criminóloga, vestida con bata blanca y acompañada de una cámara, fotografía la prenda. Después de captar las imágenes, toma las tijeras y con sumo cuidado recorta un pequeño trozo de tela manchada con los restos sanguíneos; será enviado como muestra al laboratorio.

Algunos días antes,  el pantalón corto de color café era la prenda que vestía un hombre que disfrutaba el clásico de futbol en la tele. Ingería bebidas alcohólicas, en la colonia Tierra y Libertad, de Guadalupe. Durante el segundo tiempo del juego, la persona perdió la vida al sufrir una herida en la yugular. Su ropa ahora es la evidencia de un asesinato más en Nuevo León.

El hecho fue investigado por la Dirección de Criminalística y Servicios Periciales, instancia gubernamental que tiene como obligación auxiliar al Ministerio Público y al Servicio Médico Forense para esclarecer actos violentos en Nuevo León.

¿Se imaginan investigar dichos actos en un Estado con más de 4 millones y medio de habitantes, en las actuales condiciones?

En 2010 los homicidios dolosos aumentaron un 298 por ciento en Nuevo León, de acuerdo con datos mencionados recientemente por Bernardo González-Aréchiga, director nacional de la Escuela de Graduados en Administración del Tec de Monterrey. Y un estudio realizado por Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, respecto a robo con violencia, considera a la entidad como una de las cinco más peligrosas del país. Además, en Monterrey hay más de 190 accidentes viales diarios, según la Dirección de Prevención y Accidentes en Monterrey. Y como si no fuera suficiente todo lo anterior, no faltan balaceras, granazados e incluso estampidas humanas.

Lidiar profesionalmente con estos acontecimientos suena a misión imposible, pero como suele decirse: alguien debe hacer ese trabajo, y ese “alguien” en este caso se trata de los profesionales de Criminalística y Servicios Periciales.

Navidad, Año Nuevo, días festivos y fines de semana son fechas y días secundarios para los peritos, criminólogos, químicos, físicos, doctores y demás profesionales que forman el equipo del organismo. Ellos laboran las 24 horas del día, los 365 días del año. Aunque su saturada agenda los lleva al estrés, cansancio y a complicados escenarios, eso no es lo más difícil, dicen.

“Lo más difícil es ver el sentimiento de las familias de las víctimas en el lugar de los hechos, es lo más impactante. Tenemos cursos de capacitación constante, orientación psicológica, es un equipo de trabajo y lo hacemos profesionalmente, pero aun así siempre con lo que más se batalla es con el sentimiento de las familias”, compartió César Falcón, quien pertenece a la Dirección de Servicios Periciales y Criminalística de Campo desde hace cinco años.

El edificio en el que laboran, ubicado en Ave. Gonzalitos, alberga las áreas o departamentos de Laboratorio de Química, Área de Balística y Explosivos, Laboratorio de Génetica,  Servicios Periciales y Criminalística de Campo, y Área de Indicios. Cada espacio cumple con su función específica para poder otorgar datos que ayuden a resolver los casos que diariamente vemos en la nota roja.

SERVICIOS PERICIALES Y CRMINALÍSTICA DE CAMPO

Como se mencionó, César se desempeña en el departamento de Servicios Periciales y Criminalística de Campo, donde se encargan de recabar los indicios que resultan tras un hecho violento. Él y sus compañeros han estado (como peritos, claro) en cada uno de los más de 500 homicidios –y otras adversidades– registrados durante los primeros siete meses del 2010 (datos otorgados por la PGJE).

El fuego, sangre y la pólvora que escupe Nuevo León a diario, se reflejan en su jornada laboral, que últimamente puede llegar a ser de hasta 18 horas. Sí, a veces es mucho tiempo, pero para el criminólogo de 33 años, el trabajo es primero.

Casi es mediodía y él continúa separando indicios de la escena de un robo. Su descanso iniciaba a las 8am, sin embargo César sabe que lo importante es dejar preparadas las evidencias que pudieran ayudar a esclarecer el caso.

En el departamento, que cuenta con dos grandes mesas, lámparas, computadoras y personas yendo de un lado para otro, el hombre de mediana estatura acomoda en bolsas transparentes un pedazo de tela, un vaso que podría tener huellas, cabello y demás objetos. Después de catalogarlos, los enviará al Área de Indicios, en donde se efectúa una búsqueda más detallada. Se verifican manchas de sangre, semen, cabello y drogas, además de fotografiar los objetos.

Da la 1pm y César Falcón aún debe elaborar el dictamen de los objetos que remitió al Área de Indicios.

LABORATORIO DE QUÍMICA

Hace más tres años, el cuerpo de una joven mujer fue hallado en un lote baldío del área metropolitana. La muchacha estaba desnuda, y por el estado en que se encontró, todo apuntaba a un homicidio. Gracias a la información que se recabó, lograron ubicar a la última persona que había estado con ella: un hombre que la había acompañado hasta el lugar de los hechos.

El sospechoso aseguraba ser inocente y repetía una y otra vez que no la había matado, pero los indicios “decían” lo contrario. El caso dio un giro cuando a través de un cromatógrafo de líquido se constató que el hombre decía la verdad. La mujer había fallecido por una sobredosis de cocaína.

Un cromatógrafo de líquido es un aparato que, en pocas palabras, calcula la cantidad de droga que consumió una persona. El Laboratorio de Química de Criminalística y Servicios Periciales de NL, uno de los mejor equipados a nivel nacional, es el único laboratorio de todo país que cuenta con él. Además del cromatógrafo, en el lugar también existe lo necesario para analizar metales, pinturas, fibras, semen, drogas y otros 300 compuestos que son de interés forense para los especialistas.

Los estudios más comunes en el laboratorio son las alcoholemias (pruebas de ingesta de alcohol). Según Adolfo Caballero, coordinador del lugar, al año se realizan 10 mil. Agrega que se han podido determinar casos de muertes por sobredosis de drogas: alrededor de cinco en un lapso de cinco años, y también por sobredosis de medicamentos: tres, en el mismo periodo de tiempo.

BALÍSTICA Y EXPLOSIVOS

un día en el departamento de Balística y Explosivos podría considerarse un capítulo de la serie televisiva CSI: los peritos trabajan en la identificación de proyectiles, la distancia del disparo en relación con la víctima, el origen de las trayectorias de los disparos, funcionamiento de armas de fuego, condiciones de las mismas, análisis e investigación  de casquillos, etcétera.

Es una labor en la que se invierte mucho, mucho tiempo, sobre todo en estas épocas, cuando se disparan armas a cualquier hora del día.

El homicidio del alcalde de Doctor González es un caso muy reciente. A él y a su acompañante, un empleado de la administración que dirigía, les dispararon en 20 ocasiones con balas de rifles AR-15 y de 9 milímetros. La información anterior se publicó en los medios de comunicación, pero más allá de saber el número total de disparos y qué tipo de armas fueron, es útil determinar si dichas armas ya habían sido disparadas en casos anteriores, si los casquillos coinciden con otras muertes, o si de lo contrario, las armas eran “nuevas”.

Para investigar eso, los peritos de balística necesitan dos horas de su tiempo ¡para cada casquillo! Sí, analizar un solo casquillo les toma 120 minutos, y no porque cuenten con una oficina austera, sino porque realmente ése es el tiempo necesario para que las pruebas se realicen satisfactoriamente.

Día y noche, los peritos se la pasan entre granadas, armas, pedazos de metales y plomo, armando los datos que pudieran ser importantes. Por ello, la experiencia es muy importante en el departamento.

“Se necesita mucha experiencia para ser perito, a veces te puede tomar hasta un año y medio, por decir algo, pero siempre hay que estarse capacitando y siempre hay algo nuevo que aprender.“No sólo se necesita el amor a las armas, se necesita mucha experiencia y sobre todo, mucha precaución”, detalló Rafael Martínez de la Garza, coordinador del departamento.

LABORATORIO DE GENÉTICA

El pasado junio será recordado por el caso de una mujer: “La Matataxistas”. A principios de ese mes, Cristina Soledad Sánchez fue arrestada en García luego de intentar robar un vehículo de alquiler. Lo que se “destapó” con su detención fueron una serie de homicidios.

Cristina Soledad, después de robar los taxis y con ayuda de dos cómplices, asesinaba a los conductores y escondía sus cuerpos en un hoyo profundo, ubicado en el Cerro del Fraile. En total, cinco taxistas fueron asesinados por la mujer de 31 años. Los cuerpos fueron encontrados en estado de descomposición. La también madre de familia identificó, por medio fotografías, a algunos de los taxistas reportados como desaparecidos; sin embargo, los restos que se rescataron del pozo eran imposibles de reconocer.

El Laboratorio de Genética se encargó de esclarecer la identidad de las víctimas. Sin los químicos biólogos, químicos parasitólogos y otros especialistas del departamento, muchos cuerpos permanecerían como NN (no nombre).

En lo que va del 2010, en el Laboratorio se han podido identificar poco más de 200 cuerpos. Pero aún faltan muchos, muchos más.

“En este año si nos ha sobrepasado la comparación de cadáveres”, dice Lourdes Chávez, coordinadora del lugar. La doctora explica que la identificación se realiza analizando tejidos y/o huesos, incluso hasta gusanos o larvas cuando el cadáver ya no posee huesos o tejidos qué estudiar. Como en los demás departamentos, la actual ola de violencia los ha llenado de trabajo, sobre todo en lo que se refiere a identificar cadáveres (¿recuerdan la “narcofosa” con más de 50 cuerpos?).

Además, hay que atender a las familias de las víctimas, en este caso, los familiares de personas desaparecidas.“Antes no venían las personas aquí, pero ahora los familiares vienen personalmente a solicitar el apoyo del laboratorio”, comentó Lourdes Chávez.

En sí, la Dirección de Criminalística y Servicios Periciales cumple una función muy importante aunque a veces la gente no se imagina su existencia. Y lo mejor, claro, sería que nunca necesitara sus servicios.

 

Reportaje publicado en LA ROCKA#124, octubre 2010.